Pero de pronto sientes rabia, dolor, humillación, miradas, gritos, presión. Sientes que no te aceptan y te juzgan. Pero recuerda la torre Eiffiel sigue ahí, aguantando los años y años, la estatua de la Libertad continúa de pié y jamás se arrodilló, el Arco del Triunfo te espera. Y cariño, cuando pienses en abandonar pregúntate a ti misma si ha merecido la pena llegar tan lejos para tirar la toalla. Naciste para ser feliz y nuestra vida consiste en ir detrás de la felicidad.
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